Demostrando admiración por el trabajo de los Dardenne, ganadores en Cannes este año por su guión plasmado para la película de su mismo calibre “Le silence de Lorna”, he decidido volver al rubro con un proyecto que me supero en todo sentido y a la vez me dejo con una fuerte depresión por un periodo de tiempo cercano a la semana y media. Hablo de “L`enfant”, un proyecto también ganador de la palma de oro en Cannes el 2005.
Oficialmente Luc y Jean-Pierre Dardenne no varían en estilos. Su modalidad purista, sin artificios, ni falsedades, hacen de sus fábulas escenarios más palpables para el espectador. Sus historias representan momentos difíciles, problemáticas universales y dramáticas que de algún modo tocan a la sociedad en general y sobretodo, a los jueces del festival de Cannes, hablando límpidamente con un tono irónico y vergonzoso.
La trama de la película es mínima. Su simplicidad física provoca un impacto al notar la complejidad del tema en cuestión por los belgas. El plato se vuelve a servir de la misma manera que en sus realizaciones anteriores. Se utiliza como centro de luz a personajes fuera de foco, indefensos e inmersos en aislamiento mismo incontrolado por otros factores. Su preocupación por reflejar dilemas morales y representar las consecuencias de las difíciles decisiones tomadas por la sociedad, fija a esta cinta en el mismo entorno de los otros proyectos reconocidos a nivel mundial para el dúo de realizadores.
Nuevamente los Dardenne utilizan a adolescentes como centro de sus historias, notando así la preocupación y el interés por reflejar evoluciones y cambios en la vida de gente atrapada en una sociedad donde se debe elegir entre el buen o mal camino. Son seres sin pasado y sin futuro, que viven en la inmediatez que lleva consigo la falta de trabajo, la soledad y la escasa cultura. No son gentes privilegiadas ni que busquen prosperar: les basta con subsistir, con resolver el problema del momento, sin plantearse otras coyunturas. En ese terreno, la moral no tiene sitio porque la misma sociedad les ha quitado gran parte de su responsabilidad y su conciencia se ha cauterizado, porque les ha empujado a defenderse como pueden entre tanta precariedad. Luchan por escapar de la soledad, anhelan y buscan una difícil felicidad... para acabar contentándose con lo que tienen.
Los silencios son característicos, eternos, indestructibles y necesarios. Marcan a la historia y dejan apreciar a los personajes a los ojos como si nada, con tranquilidad y reflexión misma utilizando la sensibilidad que uno posee a diario. Estas y otras técnicas sellan el andar del film y lo convierten en un gran merecedor y ganador de los premios otorgados. Cine europeo de calidad, reconocido internacionalmente y que discurre por las sendas ya trilladas en "Rosetta", "Le filis" o "La promesse": esto puede verse como timbre de autor o como ausencia de riesgos e innovación, según la lectura que el espectador quiera hacer, pero no cabe duda de su honestidad y de su sentido del compromiso.
Consejillo de este cinéfilo de corazón: véanla y orínense, por lo menos yo me orine de pena y rabia, sobretodo con la escena final."
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